Nicola vivió en Yorkshire hasta los dieciocho años, muy cerca de los páramos que habían inspirado a las hermanas Brontë a escribir Jane Eyre y Cumbres borrascosas. Uno de sus abuelos fue poeta, y en su familia había maestros y lectores voraces que llenaban la casa de libros. Con esos orígines era imposible que Nicola no se convirtiera en una ávida lectora. Nicola fue al típico colegio donde se enseñaba a las chicas cómo encontrar un marido rico y como subir o bajar de un Rolls-Royce airosamente. Desgraciadamente Nicola no prestó demasiada atención a esas clases de cómo encontrar marido rico y por lo tanto nunca tuvo la oportunidad de montar en Rolls-Royce. La lectura la mantenía muy ocupada. También desarrolló en el colegio su amor por la historia, la literatura inglesa, y el francés. |
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