sábado, 13 de agosto de 2011

EL NIÑO DEL AÑO



FRANCO RINALDI

En 1992 Franco Rinaldi ganó el Premio Persona en la categoría "Niño del Año". Para mercerlo, había sido lo más parecido a lo que un chico de doce años podía ser.

CONTRATAPA

En 1992 Franco Rinaldi ganó el Premio Persona en la categoría "Niño del Año". Para merecerlo, había sido lo más parecido a un chico de doce años que podía ser. Bastante para alguien que nació con los huesos de cristal y en total iba a alcanzar el metro-cero-nueve de altura. La osteogénesis imperfecta parece darle derecho a la gente a decirle "Franquito", acariciarle la cabeza o preguntarle cosas tales como si alguna vez pensó en matarse. Franco no miente ni dice la verdad. En el fino andarivel entre autobiografía y ficción, arma el esqueleto de este avión enorme que es su libro. Hilvana los episodios en la TV con las tardes en los bares -que son botes salvavidas-; la intimidad con las azafatas, con el médico, con la madre; las amigas que lo acompañan al teatro, a la cama o al hospital; las sesiones de terapia en las que se pregunta qué es curarse. Pero para él lo mejor de todo es volar, con el cielo azul de un lado del avión y violeta del otro. Y no para abstraerse de sí mismo o del mundo. Al contrario: porque conoce todos los elementos que tienen que estar a la vez en movimiento para que tantas toneladas de materia puedan flotar. En este libro -¿en la vida?-, la felicidad está en los detalles. Marina Mariasch


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