REYMUNDO ROBERTS, C.
El personaje creado por el periodista se sueña K y no logra serlo, o no logra ser aceptado como tal, y esa tensión es la que confunde, enoja y encanta.
CONTRATAPA
Si algo han logrado en el último año las columnas de Carlos M. Reymundo Roberts en el diario La Nación (además de arrancar una sonrisa, claro) es no dejar indiferente al lector. Aquí arriba, tres modelos de comentarios tomados de los que semana a semana y por miles cosechan las andanzas de ese kirchnerista converso y por tanto sospechoso en el que se ha convertido el periodista para, desde allí, con sarcasmo y precisión, contar la escena política argentina. O como dice Carlos Pagni en el prólogo de Aguanten los K: "La ficción puede convertirse en un instrumento inigualable de indagación de la realidad". El personaje creado por el periodista se sueña K y no logra serlo, o no logra ser aceptado como tal, y esa tensión es la que confunde, enoja y encanta. Así es que los foros de lanacion.com (reflejados también en estas páginas) estallan con vítores, insultos y signos de interrogación. Puede ser que algunos lectores no entiendan las columnas o no capten la sutil ironía del personaje, pero otros, sin duda los más, se deben estar preguntando si no es la de Reymundo Roberts la mejor columna de análisis político de la Argentina de hoy. Si no es este, en fin, el único modo de contar el presente.
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