Pulsión, de Gabriela Exilart

PULSION
Gabriela Exilart
Editorial Sudamericana.
216 paginas

Siempre elegimos una posición porque creemos estar  capacitados para juzgar al otro. Asumimos que nosotros, incluído familia y amigos, nunca serán como esos que aborrecemos, aquellos que sin moral circulan por las calles. Esos extraños que cometen delitos aberrantes y nos horrorizan. 
Miramos las noticias y desde la  comodidad de nuestro hogar, en ese refugio que construimos con mucho esmero y amor. 

Opinamos de los otros sabiendo, o creyendo saber, que jamás seremos como ellos.

Nos creemos los dueños de la verdad. 

Una verdad que solo nosotros sentimos y  creemos que es lo único certero. Porque nosotros jamás cometeríamos esos atropellos, ni nuestros hijos, a los cuales educamos de la mejor manera. 

Por eso , por una.vez, vamos a ver la otra cara de la realidad. 

La protagonista de esta historia es una buena madre, tiene los mejores hijos, y mientras mira las noticias agradece que ese joven muerto no sea su hijo. Pero también agradece que los atacantes no lo sean.

Sin embargo, a veces la realidad golpea fuerte cuando menos se lo espera.

Todo transcurre en un balneario, donde un muchacho  es atacado y asesinado por un grupo de jóvenes de casi la misma edad. La noticia conmociona al país y ella no está exenta. 

Pero muy pronto descubrirá que su hijo no es lo que ella creia. Todo se derrumba a su alrededor y la vida toma un camino por el cual jamás pensó transitar.

Ella, es una víctima más o es solo un eslabón en la cadena de responsabilidades?

Por una vez nos meteremos en la vida, en los pensamientos y en las decisiones de los victimarios. 

Gabriela Exilart relata de una forma magistral la historia de los otros, de los culpables. Dónde si bien uno no empatiza con ellos, llega a comprender como pueden sentirse esos padres, ese hermano, el entorno perfecto de seres abominables. 

Seguramente el lector se sumergira en esta historia y relacionara cada personaje con la realidad más cruel de un caso verídico que vivimos muchos de nosotros. La diferencia es que la veremos  desde el otro lado. 

Cómo reaccionaria el lector si fuera su hijo el asesino? 

Una ocasión para tener en cuenta porque nadie está exento que el horror pueda tocar nuestras vidas. 

        Nilda Gallegos Nelson