(Dedicatoria,
Gabriel Levinas – diciembre 2013)
Se hace imprescindible la lectura de esta
investigación que revela tramas ocultas de muchas de las significativas
decisiones de la política interior y exterior argentina.
Este recorrido biográfico escrito por Gabriel
Levinas, con la investigación de Marina Dragonetti y Sergio Serrichio, subraya
una paradoja: aun con un exhaustivo trabajo de fuentes de información y
documentación fidedigna, muchas son las preguntas que surgen, como si fuera
imposible encasillar o dar un anclaje ideológico y político al actual
canciller, el primero judío de la historia argentina.
Se agrega fragmento del Capítulo 9,
“Acuerdo con Irán” (El diálogo entre el Canciller Timerman y los
diplomáticos iraníes, que integra este capítulo, fue reconstruido por el autor
en base al testimonio de altas fuentes oficiosas)
(GENTILEZA DE EDICIONES B)
El diálogo entre el Canciller Timerman y los
diplomáticos iraníes, que
integra este capítulo, fue reconstruido por el autor en
base al testimonio
de altas fuentes oficiosas
9
Acuerdo con Irán
El
25 de septiembre de 2012, Cristina Fernández anunció en la Asamblea General
de la ONU la
apertura del diálogo con Irán y dio instrucciones al canciller Timerman de
reunirse con su par iraní, Alí Akbar Salehi, para “tramitar el interrogatorio
que la justicia argentina pretendía realizar a tres ciudadanos de Teherán”,
presuntamente involucrados al atentado a la mutual judía, AMIA en 1994. La
presidenta
aseguró
que, en caso de surgir una contrapropuesta del gobierno de Irán, esta sería
sometida a la evaluación del Congreso; y prometió que cualquier decisión a la
que arribara el gobierno sería consultada con los familiares de las víctimas, representados
en esa comitiva por Sergio Burstein. El anuncio fue breve, ya que esa tarde
comenzaba el Día del Perdón. Según informó la mandataria en su discurso, el 19
de septiembre el gobierno argentino había recibido un pedido de reunión
bilateral convocando al diálogo. Consultado por Página/12,
Timerman afirmó que en pocos días se celebraría el encuentro. Pero en realidad
Cristina y su canciller, solo estaban oficializando un hecho consumado.
Según
el diario The Teheran Times, la
negociación entre Argentina e Irán había comenzado en 2010, a partir de una serie
de reuniones secretas entre funcionarios de ambos gobiernos, “para preparar el
terreno para la firma del memorándum
de
entendimiento, que enfureció a Israel y el lobby sionista”,
informó el medio. La noticia se publicó con posterioridad al anuncio oficial,
pero ya en 2011, una serie
de
investigaciones de Pepe Eliaschev habían generado polémica en torno de esta
cuestión. El periodista sacó a la luz un documento secreto de la diplomacia
iraní que informaba sobre la voluntad del gobierno argentino de suspender las investigaciones
en curso por los ataques terroristas contra la embajada de Israel y la AMIA, a cambio de una mejora
en la relación comercial entre ambos países. En 2010, el gobierno
de
Cristina Kirchner había dado muestras de un acercamiento comercial cuando
anunció la suscripción a un convenio de libre comercio con la República Islámica
de Irán, durante la 40ª cumbre del Mercosur en Foz de Iguazú. Cuando Timerman
fue
consultado sobre posibles restricciones para un trato preferencial con ese
país, debido a la tensión diplomática que Teherán y Buenos Aires habían
mantenido desde
los
atentados, el canciller se limitó a responder que “no hay ninguna clase de
restricciones” para Irán.
El
informe redactado por el canciller Alí Akbar Salehi, dirigido al presidente
Mahmoud Ahmadinejad aseguraba que “la Argentina ya no está más interesada en
resolver aquellos dos atentados, pero que en cambio prefiere mejorar sus
relaciones
económicas
con Irán”. Dicha decisión, había quedado saldada tras una reunión entre
Timerman, su par sirio Salid al-Mohalem y el presidente de Siria Bashar
al-Assad, celebrada el 23 y 24 de enero de 2011 en la ciudad de Alepo, según lo
informado por Eliaschev. El encuentro tuvo lugar luego de la gira encabezada
por Cristina Fernández, en Kuwait, Qatar y Turquía. Nuestro canciller se apartó
de la delegación oficial
para
asistir a la negociación. La nueva política adoptada por la presidente supuso
un
viraje
de 180 grados, respecto de las relaciones diplomáticas que nuestro país mantuvo
históricamente con Irán, aun durante los tiempos del kirchnerismo. Recordemos
que
en julio de 2006, Argentina fue uno de los 14 países firmantes de la Resolución Nº 1696
del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, contra el programa nuclear de
la República Islámica
de Irán, destinado a suspender todas las actividades de enriquecimiento y
procesamiento de ese material. La firma de dicha resolución, incluyó una serie de
sanciones económicas y diplomáticas previstas ante el incumplimiento de lo
requerido al gobierno de Mahmoud Ahmadinejad,
y se inscribió dentro de una fuerte ofensiva de Estados Unidos para detener el
enriquecimiento de uranio con presuntos fines armamentísticos. Como parte de la
estrategia, el gobierno de George Bush utilizó el pedido de captura realizado
por Argentina en el marco de la causa AMIA, contra dirigentes iraníes, para
buscar que la comunidad internacional apoyara sanciones contra Irán, en caso de
seguir con su programa nuclear.
El
juez Rodolfo Canicoba Corral responsabilizó al gobierno de Irán de haber
ordenado el ataque contra la mutual judía y pidió la captura de ocho
funcionarios de ese país, entre ellos un expresidente y un líder libanés del
Hezbollah. La medida de la justicia argentina fue tomada por el Departamento de
Estado americano como una muestra más del patrocinio de Irán a los movimientos
terroristas internacionales, y utilizado
en
su ofensiva. Argentina se metía en el medio de una puja diplomática que
tensaría aún más sus relaciones con Irán.
Durante
2007, Argentina mostraría más gestos del alejamiento con Irán. En julio de ese
año, Néstor Kirchner decidió suspender a último momento su visita a Ecuador
para el acto de asunción de Rafael Correa, a fin de evitar un encuentro con Ahmadinejad.
En septiembre, el expresidente comenzó a reclamar públicamente ante la Asamblea General
de la ONU, la falta
de colaboración de Irán respecto de la investigación por
el
atentado de la AMIA.
A
partir de 2009, hasta 2010, Argentina acompañó a las delegaciones de EEUU,
Israel y otros 27 países de la
Unión Europea, abandonando el recinto durante los foros
internacionales en los que expusiera Ahmadinejad, para manifestar su repudio
ante
las políticas internacionales de ese país, así como su proclamada negación del
Holocausto. Ese fue el último año que Cristina Fernández realizó un reclamo
público: “En 2007, en este mismo ámbito, el entonces presidente Néstor Kirchner
solicitó a la
República Islámica de Irán que accediera a la extradición de
los ciudadanos iraníes que habían sido acusados por la Justicia argentina de
haber participado en la perpetración
de
tan horrible crimen. Lo volví a hacer yo en 2008 y 2009 sin mayores resultados.
No voy a reclamar por cuarta vez algo que evidentemente no va a prosperar.”
Si
bien desde un principio se intentó vincular a Irán con el atentado a la AMIA, en la causa nunca
existieron elementos contundentes que demostraran tal vinculación. La decisión
de Interpol de incluir a los presuntos responsables del ataque a la AMIA en sus
listas de alerta roja fue más bien política. Los elementos probatorios que hoy
constan en la causa y que sustentan la inclusión de los iraníes entre los
buscados no son distintos
a
los que en su momento un juez británico evaluó como endebles en el caso del la
detención y pedido de extradición de Hadi Soleimanpour, embajador de Irán en
Argentina cuando se produjo el atentado. Finalmente la justicia británica
decidió
liberar
al iraní por falta de pruebas.
Cristina
Fernández de Kirchner tuvo un importante papel en el Congreso, cuando formó
parte de la Comisión Bicameral de seguimiento de la causa AMIA. Tanto ella como
Nilda Garré —quien en ese momento era miembro de la Unidad Especial de
Investigaciones del atentado contra la
AMIA— creían en la pista siria y la conexión local. A pesar
del férreo apoyo de la entonces senadora a esta hipótesis, Néstor Kirchner
siempre
mantuvo frente a organismos internacionales, una fuerte postura de
responsabilizar a ciudadanos iraníes por el ataque. Por su parte, Timerman
primero como embajador, y luego como canciller, nunca demostró interés y
conocimiento
por
el tema que abordó en varias conversaciones con el autor de este libro.
Si
bien Argentina, desde el inicio de la causa, se había alineado con EE.UU. e
Israel para responsabilizar a Irán, este país nunca dejó de intentar, por vía
diplomática o vías
indirectas
(un ejemplo de esto fue la financiación de grupos políticos en el país, como a
Luis D’ Elía, o también mediante las gestiones de quien se dice ser el contacto
del Hezbollah, el actual embajador argentino en Siria Roberto Ahuad), un
acercamiento
con nuestro país. El referente del partido Movimiento de Integración
Latinoamericana de Expresión Social (MILES) siempre ha sostenido un fuerte
vínculo con la comunidad musulmana de la mezquita At-Tauhid de Flores y ha
manifestado públicamente su apoyo al régimen de Irán en varias oportunidades.
Por caso, recientemente, D’Elía participó junto a otros dirigentes sociales de
un acto por el
Día
Internacional de la
Solidaridad Iraní por la Liberación de Palestina, organizado
por el líder espiritual Sheikh Abdul Karim Paz, en el que se reivindicó al
exagregado cultural de la embajada iraní que tiene pedido de captura
internacional por el atentado, Moshen Rabbani.
Ahuad,
el embajador en Siria, fue una pieza clave mucho antes de que Timerman
ingresara a la diplomacia. Después de una reunión en el año 2003, en el hotel
Loi Suites ubicado en Recoleta, en la que participó el ministro de Educación
sirio y Daniel
Filmus,
la figura de Ahuad dentro del kirchnerismo fue cobrando mayor influencia de la
mano de Daniel Filmus. Cabe acotar que el actual embajador solía participar
junto a Luis D’Elía y Karim Paz en protestas frente a la Embajada de Israel. La
idea de un acuerdo con Irán ya había sido vetada por Jorge Taiana y Rafael
Bielsa en otras oportunidades. El exvicecanciller Roberto García Moritán,
afirmó que un acuerdo
muy
similar había sido presentado por el gobierno persa durante su gestión y fue
rechazado por Néstor Kirchner. La propuesta de Irán consistía en mejorar las
relaciones comerciales bilaterales a cambio de una negociación sobre la causa,
que estaban
prácticamente
congeladas desde 2003, cuando Teherán decidió suspender la cooperación con
nuestro país, debido al pedido de captura a la justicia británica contra el
exembajador en Buenos Aires, Hadi Soleimanpour. De allí en adelante, cada nueva
presentación de Argentina para dirimir la investigación, obtuvo una propuesta
de los legisladores iraníes para restringir el comercio bilateral. Lo que más
molestaba a los
funcionarios
persas eran los fraseos y calificativos que utilizaba Argentina en sus
comunicados.
El
intercambio comercial entre ambos países había estado prácticamente paralizado
hasta el 2006. A
partir de ese año, el nivel de exportaciones comenzó a repuntar, llegando a su pico
máximo en 2010, cuando las exportaciones a Irán llegaron al récord histórico de
1.453 millones de dólares, durante la gestión de Taiana.
El nivel de intercambio (exportaciones e importaciones) no
llegaba a los 10 millones de dólares hasta el año 2006, saltó a poco más de 300
millones de dólares en 2007, casi enteramente explicados por las ventas argentinas,
y se triplicó al año siguiente, cuando las exportaciones y el
saldo a favor de la Argentina superaron los 1.000 millones de
dólares. Al año siguiente el nivel de intercambio se debilitó, debido al efecto
de la crisis económica y financiera internacional, y llegó a un récord absoluto
en 2010, cuando la Argentina
exportó a Irán un total de 1.453 millones de
dólares y registró un saldo favorable de 1.429 millones.
En 2011 y 2012 el superávit argentino merodeó los 1.000 millones de dólares. La
consultora Abeceb.com comparó para esta investigación el comercio de los
primeros ocho meses de 2012 con igual período de 2013, cuando el acuerdo estaba
vigente. Entre uno y otro período las exportaciones argentinas saltaron de 607 a 870 millones de
dólares, un aumento del 27 por ciento. El 95 por ciento de las ventas
argentinas en los primeros ochos meses de 2013 consistió en aceite de soja
(56,2 por ciento), subproductos oleaginosos
de la soja (36,7 por ciento) y soja (1,9 por ciento). El
resto fueron arroz, cebada y aceite de girasol. Poco más de la mitad de las
magras compras argentinas a Irán fueron “Vidrio y sus manufacturas”. Los cinco
primeros exportadores concentraron las tres cuartas partes de las ventas
totales,
a saber: 1) Bunge Argentina 33,2 por ciento, 2) Oleaginosa
Moreno 15 por ciento; 3) Aceitera General Deheza 12 por ciento; 4) Nidera 11,2
por ciento, y Friar 4,6 por ciento.
Según
el excanciller, este cambio en la política comercial no estuvo relacionado a
ninguna intervención oficial por parte del gobierno argentino, sino que fue una
decisión unilateral de Irán. A pesar de que el gobierno nacional sostuvo que
los intereses comerciales no terciaron en la decisión de firmar el memorando de
entendimiento, Rafael Bielsa opinó lo contrario: “Eso no se lo puede creer
nadie. Me parece un argumento pelotudo, me fastidia mucho, porque ese era un
tema sagrado para Néstor. Debe haber habido un cambio de política motivado por
alguna razón que no es la que se está exponiendo.
Hablar
de venderle o comprarle a Irán cuando yo era canciller era casus
belli, una cosa que no se le pasaba a nadie por la cabeza”, afirmó
en una entrevista con el diario Perfil.
Más
allá de las críticas de los exdiplomáticos, durante 2011 y 2012, períodos en
los que precisamente se habría acordado el memorándum de entendimiento, las
exportaciones a Irán descendieron y, hasta el momento, no recuperaron los
niveles de 2010. El restablecimiento de las relaciones comerciales no derivó,
durante la gestión de Jorge Taiana, en un acercamiento político. Sin embargo,
todo cambiaría con la llegada de Héctor Timerman. A diferencia de su antecesor,
el flamante canciller sería un amigable interlocutor de los intereses de Irán.
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